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PLANTARTE

Barras sin estrellas

Barras sin estrellas

 

Lugar: Granada, calle Ganivet

Cuando terminó la selectividad, hace ya unos cuantos años, muchos de nosotros conservamos los códigos de barras que nos hicieron utilizar como identificación. A menudo me he preguntado, después de aquello, por los motivos que nos llevaron a no tirar esa hoja con las pegatinas sobrantes. Tal vez queríamos guardar un recuerdo de aquellos cuatro días intensos, intensísimos para unos estudiantes que hasta entonces no habíamos tenido ningún encuentro con la intensidad. O tal vez, nos fascinaban aquellas líneas verticales, que recogían y descifraban todo lo que habíamos sido hasta aquel momento. Nuestra identidad se veía recogida en un espacio mínimo, en una pegatina increíblemente parecida a la del compañero, pero única como la huella dactilar. En aquellos días nos preparábamos para enfrentarnos al mundo, éramos los mejores, los más fuertes, los más brillantes. Ahora hemos perdido aquellas pegatinas que guardamos, hemos dejado de tener un código de barras propio. Formamos parte de un inmenso código, dentro del cual somos menos que una rayita. Tal vez esto os parezca irreal, y a lo mejor es una leyenda urbana, pero he oído que en el código hay un hueco, una puerta. Incluso he oído que algunos han escapado.

Gracias A.L por la foto

2 comentarios

dolo -

Qué bien que haya huecos en los códigos de barras.¡Ojalá los haya también en los dni, en los números de regitro personal, en los de identificación fiscal....!
¡Que haya huecos siempre, para poder escapar!

Lola -

Yo a veces me siento perro y necesito un chip identificativo bajo mi nuca... (pfff)