Heaven
Lugar: Granada, calle Conde de Tendillas
Cada día me levanto a las siete y media de la mañana y cojo el autobús número veintitrés. A las ocho y media ficho en el trabajo. Después enciendo el ordenador, tramito solicitudes y atiendo llamadas de clientes vociferantes. A las once tomo café con mis compañeros, y escucho sus conversaciones sobre sus hijos, que ya andan, o que no comen, o que han aprendido los planetas del sistema solar. A veces, les cuento cómo he cambiado la distrubución de mi casa.
Vuelvo a tramitar solicitudes. Miro mi correo electrónico y escribo un poco en mi blog cuando decido descansar un poco. Llega la hora de la comida y pido el menú del día en el bar de Carlos. Ayer había pollo con tomate y sopa de menudillo. Tengo poco tiempo para almorzar, así que vuelvo inmediatamente al trabajo y atiendo muchas llamadas - por la tarde se multiplican las llamadas - de clientes vociferantes.
A las siete de la tarde salgo del trabajo y vuelvo a coger el autobús veintitrés, en dirección contraria. En casa me toca preparar la cena porque Luisa no llega hasta las diez. Algunos días paso antes por el gimnasio y nado treinta largos en la piscina, pero otros estoy demasiado cansado.
Heaven is a place where nothing ever happens
(Cartel de carretera que anuncia un restaurante en Portugal, situado a la altura de Carrapateira)
5 comentarios
Irene Adler -
Juan -
Estoy de acuerdo con Dolo; creo que la rutina, la seguridad y esas cosas tienen bastante mala prensa. . . pero son pura definición de lo humano; llega un momento que pueden resultar tablas de salvación. Es sólo cuestión de tiempo llegar a sentirlo así.
dolo -
Irene Adler -
Microalgo -
Es una maldición, repito.