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PLANTARTE

Al otro lado

Al otro lado

Lugar: Lisboa, Mirador de Santa Catalina.

Esa mañana, la niebla espesa rodeaba el monte Conquero como un cinturón. Al salir del trabajo, todavía temprano, empezó a caminar despacio y, como el que no sabe qué le espera detrás de una cortina, atravesó la niebla. En apenas cincuenta metros, estaba al otro lado. Mientras hacía el camino hacia su casa, iba pensando que, tal vez, había cruzado una frontera. Aquel lugar, que se parecía asombrosamente al sitio del que venía, era, sin embargo, diferente. Al principio, meditaba, no se daría cuenta pero, quizá un día, viendo la televisión, descubriría que los Beatles siempre habían sido tres, o que la Copa de Europa, en el año 92, la ganó la Sampdoria. Otro día, percibiría nuevas diferencias, quizá ridículas, pero que le harían sospechar más y más que no se encontraba en la misma realidad. Las libélulas, por ejemplo, tendrían seis alas y, el agua, no alcanzaría su punto de ebullición a los cien grados, sino a los noventa y cuatro. Esperanzada, se imaginaba que, de alguna manera, aquella otra realidad era un poquito mejor, que en su agenda habría nombres desaparecidos, personas que, para su alegría, no habrían estado nunca en su pasado.

Media hora después de atravesar la niebla, llegó a su casa. Abrió la puerta y entró en el salón. En la ventana, se había posado una libélula. No quiso acercarse, tenía miedo de que fuera una libélula corriente, con cuatro alas.

5 comentarios

Irene Adler -

Yo también soy culé, que conste... pero me salió así el post, qué le vamos a hacer. ;)

Carlos el hormigo -

Es buena idea, la de no acercarse. Pero podría haber sido aún mejor. Mira que si te acercas y resulta que sí las tiene... Al parecer las historias más poéticas, los milagros más increíbles, los ha dado la Naturaleza sin darse importancia. No lo digo yo, lo dicen el Neodarwinismo y la canción (la vida te da sorpresas).

Bonita historia (obviando el hecho de que para un culé, como yo, la broma de la Sampdoria no ha tenido ninguna gracia).

Irene Adler -

Nineve, veo que has captado por completo la esencia de lo que quería decir...
Gracias, dolo, también a veces necesitamos sentirnos seguros de que las cosas no van a cambiar de repente, ¿no?

dolo -

Muy interesante el relato. He sentido un escalofrío por mi espalda al leerlo. Pero te confieso que a mi lo que me hubiera dado miedo es que la libélula fuera diferente.
Saludos y besos.

Nineve -

Es duro soñar con una realidad mejor y darse cuenta de cómo son las cosas. Yo con frecuencia sueño que puedo volar, y me lanzo sin vértigo desde lo alto de edificios y acantilados. Después de hacer eso durante horas, me despierto y pienso que no puedo vivir sin alas, que los humanos tenemos una tara terrible desde el principio.